Han pasado ya unos meses sin la compañía de nuestro querido Vladi. Ayer estuvimos reunidos para organizarle una bienvenida a su bajada del autobús, y queremos algo especial.
Estamos intentando aprendernos alguna canción tradicional de su país natal, pero se nos traba un poco la lengua.



De todos modos a él le gusta más la musica metal de su país.



Acabaremos sílbandole el himno de Letonía.
Pero bueno lo importante es la intención y seguro que a Vladi cualquier cosa que venga de nuesta parte le será de su agrado.

Esperemos que no venga muy cansado del viaje y nos agunate al menos un par de rondas de vinos.



La última vez se nos quedó dormido.

Vladi no era ningún imán para las mujeres, debido a que su estado de embriaguez durante las noches de fiestas las espantaba rotundamente. Pero antes de que esto ocurriese, en esos momentos de serenidad previa a la cogorza, entre bailoteos y frases bonitas hacía las damas, atraía a más de una a sus alrededores.

En el fondo algo tenía, algo había en él, serían sus cabelleras rubias su contoneo al bailar o su brillo en los ojos.

En pleno cortejo

Si señores, sí!!! Vladimirs vuelve por navidad, sin turrón pero con ganas de jolgorio y a darlo todo en la convocatoria extraordinaria de febrero en la Facultad. Aquí estamos todos deseando verle de nuevo para atosigarle a abrazos y besotes.
Hay varias noticias que rodean su regreso.
- Le tenemos preparada una cena sorpresa donde nos reuniremos tai tantos amigos.
- No viene solo, en el correo que hemos recibido nos anuncia que llegará con su primo Mihail Tahl (ajedrecista reconocido en Letonia)
- Puede acabar trabajando como becario en la Escuela de Idiomas.
- Celebraremos las navidades al más puro estilo Letón para que se sienta como en casa.

Con tanto desfasé y tanta fiesta Vladi se las veía mal para llegar a fin de mes con el dinero que sus padres le ingresaban en una cuenta.
Nosotros como buen pastor que guia al cordero, lo desvinculamos (sin gran mérito) de los fines de semana de fiesta y descontrol, clausurandoló a que pasase varios dias viendo cine y tomando algún refrigerio tranquilamente en casa de un compañero de carrera.

Sus preferidas eran las de drama.


















Siempre se quejaba de que no entendía los dialogos.

y no nos referimos a sus perversos pensamientos.
Vladimir o bien te caía simpático y querías comértelo a besucos, o por el contrario había que despabilarlo con un soberbio guantazo.


NO tenía término medio.

Su carrera universitaria transcurría de forma inversamente proporcional a la asimilación de la cultura celtibérica. Cuanto más se hundía en las más oscuras y pecaminosas tradiciones juergistas, el imperfecto letón peores resultados hiba acumulando en su currículo académico. Se nos estaba jugando la beca que desde Letonia había conseguido. ¿Podíamos llegar a perder a nuestro Vladimir? ¿Su hígado diría basta alguna vez? Muchas dudas rodeaban a sus cada vez más apesadumbrados compañeros.Joselito "el panchito" no podía ocultar su desolación ante las nuevas circunstancias

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Entre otros excesos, Vladimiro era un gran aficionado a la carne. En muchas ocasiones nos animaba a realizar cenorras nocturnas, bien regadas de vino y demás bebidas.
El chuletón fue su comida favorita.

En esta foto aparece mostrando su satisfacción ante el gran ejemplar de ternera. Sobran las palabras.

No habia día que pasase y que Vladimirs no nos sorprendiese.
Un viernes por la noche nos sorprendió mientras jugabamos a la Play, acercandose al salón con don copas de bebidas que él mismo había preparado al más puro estilo de la pelicula Cocktail.



De ese día en adelante se tomo por tradición los vierenes por la noche degustar los variados cocteles que el amigo Vladi se preparaba. Tambien nos dedicamos a irles probando por los pocos bares de esta ciudad donde les sirven.



Su coctail preferido era
el "actimel" de Danone con vodka, tambien llamado Ruso Blanco cuando la mezcla se hace con leche. Pero a falta de ingredientes a Vladi le gustaba innovar.

En Letón: pieskrūvēta, ja tas ir labāk dzert, kāpēc mēs dzert vairāk nekā drātēšanās?

Ya estabamos a finales de octubre, frio en valladolid y Vladimirs todavia seguia sin rumbo. De poco servia aconsejarle e intentar hacerle ver lo que se le vendría encima si seguía por ese camino.

Pero bueno, una cosa no quita a la otra y en él se arraigo además del amor por esta ciudad también el amor por nuestros esquipos de futbol y balonmano.



De camino al pabellón


Atabiado con los colores



Estas fotos son de su ultimo año de carrera, fue socio del Balonmano Valladolid durante dos de los cinco años que estuvo con nosotros. El mismo club le otorgó un pin de plata por ser el primer aficionado extranjero que se hizo socio.

En la grada todos le querían mucho. Siempre será recordado en el pabellón por la bota de vino que se llevaba y los bocatas de panceta.