Ayudandole a enderezarse
El ritmo de vida que llevaba Vladmimirs en sus primeros meses en Valladolid no era para nada esperanzador. Fiesta, fiesta y más fiesta era todo lo que él quería.
Muchas veces su comportatiemto era de lo más ridículo.
Nos encontramos así su habitación del piso que compartiamos día tras día.
Nosotros sentiamos la necesidad de ayudarle. Sus padres habian hecho todo lo psoible por que él estuviese aqui estudiando y no les tenía que defraudar. Para ayudarle a que todo cambiase a que volviese a sus rutina de estudios, para que supiese controlar sus gastos, que eran desorbitados cuando salía de marcha, para todo eso estabamos nosotros.